Para crear, también hay que descansar
No somos máquinas (aunque nos hayan dicho lo contrario)
Escribo esta carta desde una Isla en medio del mar Caribe. Vine aquí en busca de salir un poco de la rutina y aunque no lo planeé así, también ha resultado ser la ocasión perfecta para despejarme un poco la cabeza.
Una vez leí que lxs artistas son propensos a sufrir de depresión y ansiedad. En realidad, pienso que las personas de mi generación somos propensos a sufrir de depresión y ansiedad.
Aceptémoslo, el mundo en el que vivimos no es nada fácil de vivir - y eso lo digo yo y lo decimos muchxs incluso con los privilegios enormes que cargamos encima.
Quizás es que estamos saturados de información, pero cada vez que abro redes sociales me encuentro con peores noticias.
Solo ver que esta semana que pasó 62% de los votantes en Chile rechazaron una propuesta de nueva Constitución que contemplaba la protección del agua, el derecho a la educación pública y la protección al medio ambiente fue suficiente como para hacerme decir “paren el mundo, me quiero bajar”.
Pero bueno, que no vine a escribir de eso.
El caso es que pasaron días en los cuales la ansiedad me estuvo carcomiendo y uno de mis pensamientos recurrentes - aparte de que el mundo se está yendo a la mierda - fue el de no estar produciendo lo suficiente.
Mirando mi lista de pendientes, resulté pensando en que mejor me iba a vivir una cueva pues pareciera que nunca jamás la iba a terminar. A eso, por supuesto, le sigue la sensación de no tener nada que mostrar.
Una de las razones por las que abandoné la ciudad, fue la sensación de constantemente estar compitiendo, conmigo misma y con los demás. Esa necesidad de siempre estar teniendo que mostrar qué has hecho, basando tu valor en nada más que eso.
Pero incluso fuera de la ciudad, sigo teniendo acceso a internet y estamos claros que esta es un arma de doble filo. En la época del burn out, el contenido desechable y las métricas, la fantasía capitalista de las personas como máquinas que nunca paran de producir se siente demasiado real para mi gusto.
En el caso del trabajo creativo, la presión por producir no para. Como artistas, debemos siempre tener algo que mostrar porque sino ¿Qué estamos haciendo?
Apenas pasas unos días sin subir algo a Instagram y ya desapareciste del algoritmo.
Por eso esta carta va dedicada especialmente a la lentitud y el descanso, pues nada sale de un día para otro y pretender lo contrario solo cumple el cometido de agotar la paciencia y las ganas.
“El arte es un sistema que se nutre de imágenes. Para crear recurrimos a nuestro manantial interior, que es como nuestro estanque artístico. Lo ideal sería que estuviera cuajado de truchas: grandes, pequeñas, gordas, finas; una abundancia en la que pudiéramos pescar. Como artistas debemos darnos cuenta de que tenemos que cuidar ese ecosistema y que si no prestamos atención a su mantenimiento, nuestro estanque puede llegar a desecarse, a empantanarse, a atascarse.
Cualquier periodo prolongado de trabajo creativo bebe de nuestro manantial artístico. Si se abusa de él, como de la pesca en un estanque, se corre el riesgo de que disminuyan los recursos y de que intentemos pescar en vano. Nuestro trabajo se estancará y nos preguntaremos por qué sucede eso justo cuando mejor iban las cosas. La verdad es que el trabajo puede estancarse precisamente porque las cosas iban bien.”
Julia Cameron - El Camino del Artista.
Para darme a entender de mejor manera, les contaré la historia del bambú.
Quien siembra una semilla de bambú ha de esperar alrededor de 7 años para que esta brote del suelo.
Durante 7 años habrá que regarla cada día sin que tan siquiera una ramita salga de la superficie. Por dentro de la tierra, aunque nosotrxs no veamos nada, el bambú está creciendo y tomando la fuerza necesaria para poder sostenerse en la superficie.
Como si fuera de repente, de un día para otro, las primeras ramas aparecerán en la superficie y crecerán vertiginosamente, llegando a alcanzar hasta 25mtrs de longitud en tan solo 6 semanas.
Desde que leí esa historia, cada vez que empiezo con un proyecto creativo pienso en ella.
A veces me frustro porque un libro que terminé de escribir hace casi 2 años aún no ve la luz.
Luego recuerdo que he hecho (y estoy haciendo) todo lo que ha estado en mis manos para que este salga - Por cierto, si tú, que me lees, tienes una editorial independiente y este título suena como algo que te interesaría publicar, escríbeme por favor - y saldrá. Aunque tenga que poner de mi propio bolsillo para su impresión y distribución.
Como audiencia, no vemos ni muchas veces imaginamos siquiera todo lo que está detrás del proceso creativo. Al solo ver el producto final pareciera que fue muy fácil, que salió de la nada, pero todo creador o creadora sabe que no hay nada más errado.
El proceso creativo necesita su tiempo, así como el bambú necesita el suyo. Nada surge de la nada y aunque la sociedad en la que vivimos nos obligue a mantenernos productivxs en todo momento, no vinimos a este mundo para eso.
¿Acaso necesitamos llegar al límite para recordarlo?
En una edición anterior hablaba acerca de la importancia de los diarios para el proceso creativo.
Este mes decidí empezar un diario nuevo: En un cuaderno pequeño, el más pequeño que encontré, llevo un diario de ánimo.
Cada noche anoto la fecha, el día de mi ciclo menstrual en el que estoy y el pensamiento/tema recurrente de hoy. Después, si me siento de humor, agrego algunas notas. Hacer esto me obliga a prestar mucha más atención a mis propios procesos personales, pudiendo desglosarlos y entenderlos a través de las páginas.
Otros mini diarios que puedes implementar:
Diario de un proyecto: Para quienes se encuentran en medio de un proyecto grande, un mini diario del progreso es una manera fácil de evitar las frustraciones.
En una libretita pequeña o en tu agenda personal lleva un recuento de lo que hiciste cada día para avanzar en este proyecto:
Si estás escribiendo un libro, anota ahí cuántas páginas escribiste hoy o el tiempo que te tomaste investigando.
Cuando estaba escribiendo mi libro Voy Conmigo - El Manual de la Mochilera Latina, lo utilicé para llevar la cuenta no solo del proceso de escritura sino también del de edición.
Ahora, lo he desempolvado para llevar nota de cada día en el que envío propuestas a editoriales. Muchas veces pensamos que no estamos avanzando en nada cuando en realidad, ahí vamos, pasito a pasito como el bambú.
Diario de sueños: En la hoja derecha de tu libreta anota la fecha, el título que le pondrías a tu sueño, el tema del que se trataba y las emociones preponderantes en él.
Luego, anota lo que recuerdes en el mayor detalle posible. En la hoja izquierda intenta interpretar lo que este sueño podría significar haciendo estas preguntas:
¿Qué relación tiene este sueño con lo que me pasó durante el día? ¿Quiénes estuvieron ahí? ¿Qué representan esas personas/elementos para mí? ¿Qué colores predominaron en el sueño? ¿Qué imágenes se me quedan más grabadas en la cabeza y cómo podrían estas trasladarse a lo que acontece en mi día a día?
Diario de observación: A muchxs de nosotrxs nos cuesta un montón situarnos en el presente. La mente ansiosa nos pasea entre el pasado y el futuro. Una manera de vencer esto es obligándonos a observar.
Elige un tema - la naturaleza, tu respiración, tu ánimo, un hábito que estés queriendo implementar… E intenta llevar un registro diario de este.
Si decides observar la naturaleza, toma nota de los sonidos, texturas o colores que te hayan llamado la atención de ella. Si quieres ser más consciente de tu respiración, anota en qué momentos del día esta estuvo calmada, cuándo se aceleró y por qué (qué pensamientos pasaron por tu cabeza o qué estaba ocurriendo a tu alrededor en ese momento).
¿O qué tal llevar un diario de tu propio descanso? Anota qué tan bien o mal dormiste, cuándo te tomaste un tiempo simplemente para estar en tu zona de paz…
¿Te has puesto a pensar cuánto tiempo de tu día inviertes en revisar redes sociales? Esta semana decidí llevar la cuenta y bajé dos apps (son para Android, pero seguro que IoS también tiene las suyas):
Your Hour: La primera que empecé a utilizar fue esta. Lleva una cuenta exacta de cuántas veces al día desbloqueas tu teléfono, las apps que más frecuentas y te permite ponerle límites.
Me di cuenta que al día paso 2h30 en Instagram, me pareció demasiado así que decidí ponerle límite, aunque no fui muy juiciosa cumpliéndolo, razón por la cual bajé la siguiente app…
YourSlice: Esta te permite bloquear aplicaciones durante cierto tiempo al día. Elegí Instagram y Facebook pues son las que me quitan más tiempo y me dan más ansiedad. Ahora solo puedo abrirlas en rangos determinados de 30 minutos, 3 veces al día.
Eso, y el hecho de que donde me encuentro no tiene muy buena conexión de datos y me toca caminar 15 minutos hacia el wi-fi más cercano, me ha ayudado a sentirme mucho más en paz estos últimos días.
¿Cómo es tu relación con las redes?
¿Alguna vez te has tomado un break de redes sociales? Cuéntame al respecto en los comentarios
Para crear, también hay que descansar
Te leo desde Florencia, Caquetá, casi en la otra esquina de donde te conocí hace unas semanas. Con mi compañera Vanessa te leemos y nos inspiras a tomar respiros hondos de presente, selva y escucha. Gracias Mavi por tu carta en medio de la isla. Abrazos mil, Ana de Palabreras & Callejeras.