Un texto a la vez.
Crear no siempre es tan fácil, hasta lxs expertxs lo dicen. En esta newsletter encuentras citas de creativxs maravilladxs y frustradxs por su arte, un tip para recuperar la alegría y más.
Cuando era pequeña y me imaginaba ser escritora, estaba segura que cada vez que me sentara frente a la página en blanco algo maravilloso saldría ¡y la vida sería así de fácil!
Obviamente eso no resultó así y supongo que, de alguna u otra manera ese mito continúa acechándome, llevándome a la sospecha de que si no sale todo de una vez, no va a salir nunca y para qué escribir entonces.
Afortunadamente, la edad adulta viene con su buena dosis de cinismo.
Precisamente, escribir este newsletter se trata de dar por c*lo a todos esos mitos, amigándome con mi propio proceso creativo y las fases a través de las cuales este transita.
Dice Walter Mosley que si unx quiere ser escritor, tiene que escribir todos los días. Así como nadie olvida despertarse cada mañana.
Descubrí la versión original de esa frase buscando entre las palabras de diversxs escritorxs lo que opinan (u opinaban) sobre el proceso de darle vida a un texto.
Me alegra - y a la vez me hace preguntarme por qué hago lo que hago - descubrir que la autoduda es inherente a quienes creamos.
Decía Gloria Steinem que no es que amara escribir, es que ama haber escrito y la verdad, me identifica mucho.
Con el acto de escribir descubro que puedo contar con los ingredientes correctos, tomarme todo el tiempo y los cuidados necesarios, y no conseguir nada.
-. JOHN IRVING
Para Suze Orman, escribir es trabajo duro más que magia:
“Empieza por decidir por qué estás escribiendo y para quién. ¿Cuál es tu propósito? ¿Con qué quieres que se quede el lector? ¿Qué es lo que tú quieres sacar de ello? También se trata de comprometerse en serio y terminar el proyecto”.
Mmm… terminar el proyecto.
No sabes cómo sueño con terminar proyectos…
Pero eso es material para otra cartita.
Sigamos con las citas pues, particularmente, me gustó esta de Phillip Roth en una entrevista:
“Escribir no es trabajo duro, es una pesadilla. La minería de carbón es trabajo duro. Esto es una pesadilla…
No me siento para nada seguro de poder hacerlo mientras estoy trabajando. existe una tremenda incertidumbre que es parte de la profesión, un nivel de duda sostenido que sirve de apoyo, de alguna manera. Un buen doctor no está en batalla con su trabajo; un buen escritor sí está encerrado en una batalla con su trabajo. En la mayoría de las profesiones hay un principio, una mitad y un final. Con la escritura, siempre es empezar de nuevo.”
Ahora que escribo todo esto me pregunto si no será demasiado pesimista. ¿Para qué escribe unx entonces si es tan horrible?
Me respondo citando a García Márquez, que mucha razón tuvo al decir que: “Hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir.”
A su vez, Graham Greene lo expresó perfecto diciendo que escribir es una forma de terapia.
“A veces me pregunto cómo se las arreglan lxs que no escriben, o lxs que no pintan o componen música para escapar de la locura, de la melancolía, del pánico inherente a la condición humana”.
Sí, escribir se vuelve tan necesario como lo puede ser despertar cada mañana.
Puede que haya cierta magia detrás del arte, pero lo que 20 y tantos años escribiendo me han enseñado es que no se trata de mucho más que sentarse ante la página en blanco y decidir llenarla con algo - lo que sea, lo que venga, lo que salga.
Pero algo.
Camila Fabri, escritora argentina, cuenta aquí cómo las diversas experiencias ayudan a formar una obra y por qué vivir de escribir no se debería tratar solamente de publicar libros.
Constanza Gutiérrez se describe a sí misma como una escritora, por el simple hecho de que escribe y ya. En esta entrevista con Javiera Tapia - a quien recomiendo siempre leer - habla de ello, del valor o mejor dicho, del no valor del trabajo y varias joyitas más respecto a los procesos detrás de ser escritora.
Una newsletter que sigo y recomiendo (si lees en inglés) es The Art of Noticing (El Arte de Notar), del escritor Rob Walker.
En su última entrega habla del Frasco de las Pequeñas Alegrías de Ingrid Fettel Lee, otra artista cuyo trabajo se basa en buscar alegría e inspiración en el mundo que nos rodea.
El Frasco de la Alegría es un ejercicio simple: Llenar un frasco cualquiera con papelitos en donde anotas las pequeñas alegrías de cada día. Cuando te sientas aburridx, o como que te falta inspiración, lo revisas a ver qué pasa.
Este tip parte desde el hecho de que pocas veces recordamos esos pequeños momentos felices de nuestro día a día: El café de la mañana que estuvo hoy especialmente rico, una canción en particular que descubriste o el gatito que te vino a saludar en el camino.
Todos esos pequeños momentos son valiosos a su manera, pero en el frenesí del día a día se nos van olvidando y, por lo general, tendemos a quedarnos con solo lo malo o lo especialmente fascinante.
En mi frasco hoy entraría:
Una banda de ardillas jugando entre los árboles de mi patio
Lavarme el cabello apenas desperté y sentirme fresca toda la mañana
Hacer collages con Nancy, una de mis vecinitas que a veces viene a visitarme
Dormir 1 hora más de lo que esperaba
¿Qué iría hoy en el tuyo?
Esta newsletter se encuentra en construcción, así que si has llegado hasta aquí quiero darte las gracias y a la vez, pedirte un favor: Responde de vuelta y cuéntame ¿Qué te pareció? ¿Qué te hizo click? ¿Hubo algo que no te gustó? ¿Algo que sientes que haya faltado?
Tus comentarios me ayudan a seguir refinándolo.